Cacerolas: una para cada necesidad

¿No sabés si comprar la de acero o la de barro? ¿Tus comidas saben diferente según la olla en la que las cocines? Aquí te contamos todas las variedades que hay y sus características. Elegí la que más te guste:

  • De barro: son buenas para cocciones con poco líquido. Son económicas, pero frágiles. Y si las comprás sin tratar, hay que curarlas.
  • De cerámica: sólo podés poner sobre la llama las que tienen base tratada con una pintura protectora que funciona como difusor y evitar que se quiebren. Son buenas para llevar directo a la mesa, como fuente.
  • De cobre: este material es un gran conductor de temperatura, por lo que toman calor de forma rápida, pareja, uniforme y moderada. Son buenas para rehogados y preparaciones con chocolate. Deben usarse recubiertas de estaño o de acero.
  • De hierro: son resistentes y rendidoras, ya que pueden conservar el calor por mucho tiempo. Son las mejores para largas horas de cocción y si las comprás porcelanizadas, no tenés que curarlas o engrasarlas.
  • De acero inoxidable: es el material más durable, el que menos se altera y el mejor para evitar contaminaciones. El de mayor calidad es el acero 18/10, ya que es el más resistente y también el más brilloso.
  • De aluminio: es otro de los grandes conductores de calor y es el más liviano. Suelen ser de bajo costo, por lo que son las típicas cacerolas grandes, ideales para hacer mucha cantidad. Nunca se deben usar como contenedor de comida cocida, ¡cuidado!
  • De vidrio térmico: pueden ir al horno, al microondas y a la heladera. Son perfectas para cuando no querés ningún tipo de alteración en el sabor, ya que es un material neutral y no reacciona a los alimentos.
  • De teflón: impide que los alimentos se peguen, pero es fundamental no rayar su superficie, usando sólo utensilios aptos para teflón. Otra precaución es no usarlo nunca ni muy frío ni muy caliente.
  • Enlozadas: son las recubiertas con una capa de loza o esmalte y, generalmente, son de chapa o acero carbono, materiales económicos que no se oxidan gracias a la cobertura de la loza; por eso es fundamental que no se salte.